Allí le esperaban 15 cimas, incluido el Norman’s 13, la respuesta de Sierra Nevada al Nolan’s 14 de Colorado. Kilian lo describió como su tramo favorito: un equilibrio perfecto entre belleza y dureza, días enteros sin ver a nadie, solo lagos, roca y cielo. Tras alcanzar el White Mountain, uno de los picos icónicos de California, puso rumbo al norte. Fueron dos largas jornadas en bicicleta cruzando Nevada y California hasta el Mount Shasta, la cima número 71, donde sufrió lo que él mismo describió como “uno de los tres vientos más locos que he vivido nunca en una montaña”, con sensación térmica de –20 °C en la cumbre.

Tras recorrer Oregón en bici, el proyecto culminó en Washington, dónde Kilian se enfrentó al Mt. Rainier. Con esta ascensión cerró el círculo de su viaje, completando la lista de picos de más de 4.200 m únicamente con su propia fuerza

Para Kilian, no ha sido ni una carrera ni un intento de récord, sino su reto más exigente y con más propósito hasta la fecha: una historia de resistencia, imaginación y respeto por los paisajes que nos forman. Conectando las 72 cimas y redefiniendo lo que es posible y nos ha recordado por qué nos movemos por las montañas.